Si hay algo que nos transforma en un abrir y cerrar de ojos (o mejor dicho, en un par de pasos) es el maquillaje. Si bien todas requerimos de algún producto en especial, la mayoría de las mujeres necesitamos de algunas cosas básicas a la hora de maquillarnos.
Es muy importante que tengas siempre en cuenta tus rasgos, tu color de piel, ojos y cabello, y tu tipo de piel. Si te gusta el maquillaje que tiene una amiga, o los productos que usa, es importante que los adaptes a vos misma. Cada piel, cada forma y cada color son distintos.
Acordate que, como regla general, lo mejor es nunca recargar. Un make up se ve mucho mejor si usa poco producto; los excesos endurecerán tus rasgos y te harán muy adulta! Hay muchas chicas que, por ejemplo, se ponen toneladas de base porque creen que así taparán mejor sus imperfecciones. Al contrario de lo que creen, eso marcará aún más todos los granitos, pocitos o manchitas que puedan llegar a haber. Todo tiene su cantidad justa, y es necesario que conozcas la tuya. Así, cada vez te va a llevar menos tiempo maquillarte, logrando mejores resultados.
Lo básico
Para que un maquillaje se vea perfecto, tu piel tiene que estar sana. Esto no sólo se limita a granitos, sino a sequedad, ojeras, puntos negros, piel debilitada o sin vida. Más allá de los factores genéticos y de los problemas que nos puedan surgir como a todas las mujeres, hay algo básico y súper simple de lo cual pocos se ocupan: alimentación y sueño. Es probable que naturalmente tengas ojeras, pero también es probable que tus horas de sueño no sean las adecuadas; también es probable que tu piel sea naturalmente seca, pero ni a fuerza de productos hidratantes lograrás lo que una buena alimentación logra.
Por eso, el principal paso para que tu piel luzca sana y radiante, es comer y dormir bien. Entre tus comidas no deben faltar fruta, verdura, pescado, huevos, frutos secos y lácteos, e importantísimo, como mínimo 2 litros de agua diarios (que no son lo mismo que 2 litros de Coca Cola). En cuanto al sueño, lo mejor es no dormir menos de 8 horas diarias y, en lo posible, que sean nocturnas.
Del otro lado, ya sabemos quiénes están: el tabaco, el alcohol, la falta de horas de sueño, el exceso de sal, grasas y azúcares y la falta de ejercicio físico. Ninguno colabora a que nuestra piel luzca joven y radiante.
Puntos extra
Además de tus hábitos de vida, también hay otros cuidados que influyen en la salud de tu piel y que fácilmente podés poner en práctica:
- Desmaquillá: Nunca (nunca jamás) te vayas a dormir con el maquillaje puesto. Sí, ya sabemos, hay veces que salís de noche y volvés con la sola intención de meterte en la cama… ¡tenemos la solución! Un pack de toallitas desmaquillantes en tu mesita de luz, te ayudará en esos días en que no podés pensar en otra cosa que no sea dormir. Pensá que, si te vas a dormir maquillada, la piel no respirará ni se regenerará correctamente, que es lo que principalmente debe hacer en esas horas en que vos dormís. Esto aplica tanto a maquillaje facial como de ojos: aunque sólo tengas máscara puesta, no es saludable que permanezca ahí toda la noche. Si usás productos a prueba de agua, un desmaquillante a base de aceite será la solución.
- Limpiá: Tu piel necesita una buena sesión de limpieza cada mañana y cada noche. Incluso si no te maquillaste, la contaminación del medioambiente, el humo del tabaco y de los autos, las partículas de polvo y otros agentes externos la ensucian. Por eso, lo mejor es seguir una rutina de limpieza facial cuando te levantás y te acostás. Sólo te llevará 10 minutos al día, y tu piel te lo agradecerá. Lavarte la cara sólo con agua no es suficiente: es necesario un producto capaz de arrastrar las impurezas y retirarlas con el enjuague. El mercado ofrece productos de limpieza en gel, leche, , espuma y aceite, entre otras.
- Exfoliá: No es recomendable que lo hagas todos los días, pero sí una o dos veces por semana. El exfoliante tiene que ser muy suave y estar diseñado exclusivamente para usar en la cara. Se aplica, das suaves masajes en círculo, sin frotar demasiado, y se enjuaga con agua fría.
- Usá un tónico facial: luego de desmaquillarte, impregná un algodón con un tónico y aplicátelo a golpecitos sobre la cara. Los tónicos sirven par a una limpieza profunda de los poros, también para cerrarlos, de esta manera no acumularán suciedad.
- Hidratá: Además del agua que tomes durante el día, es importante el uso de un hidratante diario. Ojo: cada tipo de piel tiene requerimientos específicos, para conocerlos es importante que visites a un dermatólogo, quien no sólo te aconsejará cómo reaccionar ante los problemas típicos en el cutis de los adolescentes (acné, puntos negros, herpes, etc), sino que te brindará los productos adecuados para tu tipo de piel. No sirve de nada tener el mejor hidratante del mercado si no es el adecuado para tu tipo de piel. Es como aplicarse todos los días una crema antiage a los 15 años (¿y las arrugas dónde están?). Preservar la piel de la deshidratación es conservar su resistencia a las infecciones e irritaciones y mantener su aspecto,elasticidad y luminosidad. La piel se hidrata desde el interior y desde el exterior, por lo que es importante aplicar un producto hidratante al menos dos veces al día y beber de seis a ocho vasos de agua al día.
- Protejé: Utilizar un protector solar (o un hidratante de día que incorpore filtros UVA y UVB) durante todo el año puede ahorrarte unos cuantos disgustos. Incluso en el invierno los rayos ultravioleta le hacen daño a tu piel, y el efecto es acumulativo. De este modo evitarás un envejecimiento prematuro de la piel, y prevendrás posibles futuros daños, como problemas de pigmentación o lesiones malignas.